lunes, enero 24, 2005

¡Taita Dios es tan bueno!

!Ah, si el perro que guardaba el rebaño, percibiera el balido de la oveja extraviada! !Ah si -entonces- ladrara su aviso! Se despertarían los animales tímidos en un atolondrado coro de balidos angustiados, y el mayoral, que cera de esos lugares vivía, se daría cuenta cabal de lo ocurrido.

Veía ya el indio sobre sí las sanciones horribles: el látigo... el destierro en la puna lejana... el trabajo en la mina de azufre, hundido en los socavones, bajo las capas inestables que se desmoronan enterrando vivos a los zapadores...

De nada valdría, para evitar el castigo, que su mujer -la Chasca- hiciera, como hacía, cerca del amo -en la hacienda- ejercicio de huasicama y de querida; de nada valdría que la Chasca -la pobre huarmi- hubiera de dejar a su hijita de pechos confiada al cuidado amoroso y torpe del marido, para ir, cada noche a matar las lujurias del señor que se había encaprichado con los muslos durotes de la india... De nada valdría...

Ah, si ladrara "Vencedor"...

Pero, no; no ladraba "Vencedor". Estaría somnoliento, fatigado quizás. Era raro eso; mas ¿quien sabe? !Taita Dios es tan bueno! ....

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Una muestra de las pequeñas joyas de la literatura ecuatoriana. Ojalá alguno de ustedes recuerde como se llama ese cuento.